Los Amigonianos nos sentimos llamados a crecer en el amor, inspirándonos en el Buen Pastor que como decía nuestro fundador Luis Amigó
"En el Buen Pastor tenemos los amigonianos la más expresiva y sugerente imagen de un amor que se entrega hasta dar la vida y de un amor que se compromete y se encarna en la realidad de sus ovejas"
Nuestra protectora es Nuestra Madre de los Dolores, Patrona de la Congregación que nos invita a estar cerca de las personas que sufren.
La presencia de nuestra Madre nos llena de ternura y compasión hacia los más vulnerables y nos da la fuerza para mantener la esperanza en los aparentes fracasos y continuar entregándonos.
Formamos parte de la familia Franciscana, por lo tanto, Francisco de Asís nos ayuda a construir un mundo más fraterno donde todos estemos incluidos. Todo con un estilo sencillo y humilde, con tolerancia y perdón, con alegría y esperanza.
De la espiritualidad del Buen Pastor surgen los grupos de Zagales. Los zagales ayudan al pastor, de ahí su nombre. Zagales es el grupo formado por chicos y chicas que, desde 5º de Primaria hasta que cumplen 18 años, quieren vivir la experiencia de la amistad y de la vivencia de la fe según el carisma amigoniano, imitando al Buen Pastor que es Jesús. Una vez cumplidos los 18 años, los Zagales pasan a formar parte de las Comunidades Juveniles Amigonianas (JUVAM).
Para ello, construyen su día a día según el estilo de vida de Jesús:
Las Comunidades Juveniles Amigonianas (JUVAM) son fraternidades de jóvenes que se sienten llamados por el Espíritu Santo a hacer la experiencia de la vida cristiana a la luz del Carisma Amigoniano.
Son jóvenes, mayores de edad, que quieren profundizar en el estilo de vida amigoniana, como forma específica de seguir a Jesucristo en su proceso de fe, imitando las actitudes del Buen Pastor.
Para ello, colaboran y participan en campos de trabajo, Pascuas juveniles, proyectos de voluntariado, en catequesis y educación en la fe de grupos, empapándose del carisma amigoniano.
Las Comunidades Juveniles Amigonianas se reúnen varias veces al año para compartir experiencias y fomentar el encuentro y la comunión. Con el paso del tiempo, estos jóvenes van discerniendo la vocación a la que son llamados y el lugar que quieren ocupar en el mundo, encontrando así un mayor compromiso en sus vidas.