Bajo ese título, más de 300 educadores/as de nuestro colegios y centros, de los de las Hermanas Terciarias Capuchinas y de los proyectos y recursos de la Fundación Amigó han compartido conocimientos y experiencias en el XXVII Encuentro Nacional de Educadores/as Amigonianos/as, que este año, debido a la situación sanitaria existente, se celebró por primera vez de manera online.
El acto comenzó con las palabras de bienvenida del P. Provincial, Fr. Jesús Mª Echechiquía, que, haciendo referencia al tema central del Encuentro, señaló que “los entornos seguros son una preocupación de la Congregación desde su fundación y a lo largo de su historia”. Dio paso a la Inmaculada Sancho, provincial de las Hermanas Terciarias Capuchinas, que animó a los participantes a “crear equipos bien cohesionados y a crear un ambiente de familia en todos nuestros centros, proyectos y recursos”. Para finalizar la bienvenida al acto, intervino Fr. José Ángel Lostado, vicario provincial y director general de la Fundación Amigó. “Quiero agradecer la gran participación de los educadores/as amigonianos/as, tanto en el trabajo de reflexión individual, como en el trabajo de grupo, con 392 inscripciones y un 80% de participación”, señaló.
Tras la bienvenida al acto, tuvo lugar la ponencia principal del Encuentro. Bajo el título «Herramientas y estrategias para la construcción de entornos protectores desde el buen trato y el cuidado mutuo», Tomás Aller, director del Instituto de Innovación, Desarrollo e Impacto Social aportó herramientas y habilidades necesarias para conseguir crear entornos protectores.
Su ponencia se inició repasando algunos hitos históricos que han marcado la protección de la infancia y nuestros modelos de trabajo para llegar hasta lo que hoy en día entendemos como “buen trato”. “Durante mucho tiempo hemos construido el sistema desde el enfoque de la protección. Hoy sabemos que no es suficiente y necesitamos una nueva forma de ver las cosas. Crecer y relacionarse con entornos libres de violencia no puede ser un privilegio. Tiene que ser una necesidad inherente. Sin embargo, a día de hoy, todavía sigue siendo un privilegio en algunos lugares”, aseguró.
Para ahondar en la construcción de entornos seguros y buen trato, Aller ofreció una definición de lo que para él son los entornos protectores, aunando varios elementos. En primer lugar, estableció la definición de entornos protectores, señalando que son aquellos “ecosistemas en los que nos tratamos bien y cuidamos los unos de los otros en un contexto libre de violencia”. A partir de esta definición, subrayó que los descriptores son “espacios conscientes de los riesgos reales y potenciales sobre los que se interviene de manera efectiva para que las personas puedan participar, construidos desde un enfoque de derechos y de necesidades reales de estos niños, niñas, adolescentes o personas en situación de vulnerabilidad”.
Durante la ponencia, Aller también hizo referencia a los grandes fundamentos de la protección. “Existe un modelo clásico, pensado en qué evitar, que es necesario como punto de partida, pero tradicional. Protección sería qué evitar y buen trato sería qué promover. La innovación sería incluir el concepto de cuidado mutuo. Dejarme cuidar, cuidar de otros y cuidar del entorno. Ese es el objetivo de nuestro trabajo. Cuando intentamos instaurar una cultura basada en el buen trato, es necesario hacer planteamientos de máximos y no de mínimos, porque está basado en el empoderamiento y la resiliencia. Es decir, siempre podemos hacer más, por lo que los entornos protectores nos encontramos antes el concepto de mejora continua”.
También se abordó el concepto de violencia como “conducta física, verbal o no verbal que puede ser una actitud o no hacer algo, que provoca daño a los demás o a uno mismo. Es todo aquello que no sea tratarnos bien y que exista buen trato”, así como los diferentes tipos de violencia existentes (ascendente, descendente o entre iguales). En referencia a este concepto, Aller apuntó que en la actualidad estamos expuestos en algunas ocasiones a altos niveles de tolerancia a la violencia, algo que hace años era incomprensible.
Tras esto, explicó el concepto de mapa de riesgos, que tiene el objetivo de prevenir situaciones dentro de la entidad que puedan afectar negativamente a las personas y van dirigidos a todos los agentes implicados. También explicó un completo sistema de protección interno que contiene diferentes elementos como el alcance, las herramientas, la evaluación, la transparencia y la gestión. A modo de conclusión, Aller señaló que “si queremos tener resultados distintos, tenemos que hacer las cosas de otra manera. Si quieres generar cambio, genera una nueva forma de entender las cosas, que eso haga que lo que existía antes quede obsoleto”.
Tras la ponencia de Tomás Aller, diferentes trabajadores/as de entidades amigonianas expusieron su trabajo de reflexión grupal a través de la construcción de mapas de riesgos. La intención de esta actividad, trabajada de manera conjunta en los equipos educativos, es que sirviera de punto de referencia para reflexionar juntos sobre los riesgos inherentes a nuestra actuación a nivel individual, colectivo y como organización, así como posibles soluciones. Expusieron sus matrices de mapas de riesgos Jürgen Hoffend, representando al personal de la Casa de los Muchachos, el SOAM y el Proyecto Conviviendo de la Fundación Amigó en Torrelavega (Cantabria). Tras él, intervino Mª Asunción Bosch, que explicó el trabajo de los equipos de Primaria y Secundaria de las Escuelas Profesionales Luis Amigó de Godella (Valencia). La tercera matriz fue presentada por Regina García de Félix, representando al Hogar Argileku de Barakaldo (Vizcaya) de las Hermanas Terciarias Capuchinas. Finalizó la presentación de matrices Elisabet Marco, representando a los hogares de emancipación de Valencia y Alicante de la Fundación Amigó.
Concluida la presentación de las matrices, Tomás Aller realizó una reflexión sobre sus exposiciones: “Lo adecuado es hablar de factores de buen trato en lugar de factores de protección y el buen trato es el camino que permite llegar al desarrollo integral de la persona y al desarrollo de su resiliencia”.
Para finalizar el Encuentro, Aller señaló algunos aspectos a modo de conclusiones. Planteó primero una serie de autopreguntas para los/as participantes sobre los procesos de comunicación, de participación y de escucha. Después enumeró una serie de elementos clave a tener en cuenta como el cuidado del cuidador, la formación, la mentoría para las nuevas incorporaciones, el seguimiento y supervisión del profesional, la importancia de tejer redes dentro de la organización y la necesidad de la construcción colectiva del buen trato.
Nuestro P. Provincial clausuró este XXVII Encuentro Nacional de Educadores/as Amigonianos/as destacando su agradecimiento a los/as organizadores/as por la gran labor llevada a cabo, a Tomás Aller por su ponencia y trabajo y a todos/as los/as participantes. Del mismo modo, animó a todos/as a “seguir creciendo como personas para así hacer crecer nuestras instituciones y a pasar de la empatía a la acción, porque estamos llamados al buen trato y a tener entornos protectores”.